Desde que Félix Curto se estableció en México en 1997, la idea del viaje como experiencia y como construcción de la memoria pasó a formar parte de su obra. Curto revitaliza los aspectos poéticos y nostálgicos del pasado reciente utilizando la fotografía y los objetos que encuentra y colecciona. Su obra gira en torno a la idea del viaje geográfico y físico, así como interior e imaginado; por ello: los moteles, los coches antiguos, las carreteras y los paisajes se han convertido en temas recurrentes en sus fotografías. Los elementos que utiliza ponen de manifiesto las diversas técnicas de las que parte el imaginario de Curto. Sus fotografías y diversas pinturas y objetos conforman experiencias fragmentadas con una fuerte influencia de las road movies.Suele incluir en sus exposiciones fragmentos de sus viajes: vallas publicitarias, discos, carteles o textos que son recogidos y reelaborados como parte del vocabulario personal del autor.