De amor y cenizas supone la continuación del anterior proyecto de Javier Pividal expuesto en OgamiPress en 2015: Una teoría. Ambos trabajos se alojan en una ecuación similar a la que engloba dos de las obras más interesantes de Roland Barthes: 'Fragmentos de un discurso amoroso' y 'La Cámara lúcida'. Si la primera se ocupa del lenguaje que surge en torno a la definición del individuo como sujeto amoroso, la segunda plantea una definición última de la imagen fotográfica como constatación de la desaparición y la muerte. En esta ocasión, una serie de piezas realizadas a partir de personajes del universo pasoliniano se contraponen al habitual trabajo del artista con materiales de cierto carácter alquímico como el cobre, el plomo o la ceniza. Escribe Barthes que "la imagen fotográfica es la reproducción analógica de la realidad y no contiene ninguna partícula discontinua, aislable, que pueda ser considerada como signo. (...) Es decir: es el estilo lo que hace que la foto sea lenguaje." Si aquí hablamos de rostros hechos de ceniza, de miradas y lágrimas, de cuerpos construidos a partir del signo último, ¿de qué lenguaje estaríamos hablando?